12.12.15

todo sigue intacto

Audios de MN y videos de MGO. Sentir cosquillas en la panza, igual que hace 10 años. Y más también. La sangre fluye demasiado rápido, mis venas parecen colapsar. Arritmia. Darme cuenta de que no superé nada. Tampoco quiero. Agradecida de que hayas sido parte de mi vida.

7.12.15

Eterna complaciente. Furia.

Me sentiría una mierda de ser humano si lo dejo arreglárselas solo a los 80 años habiendo dependido de MiMadre durante la mitad de su vida, pero juro que es lo único que tengo ganas de hacer.
No quiere hacer nada solo y encima que lo ayudamos, es descortés y agresivo, y termina alejando a las pocas personas que todavía le tienen paciencia.
Como si él solo hubiese perdido a un ser amado. Como si él solo viviera cada día un día triste. Como si él solo la extrañara. Como si a él solo le hiciera falta su abrazo. Como si él solo fuera a pasar la navidad más triste y dura de la vida.
Yo también perdí a la mujer de mi vida, a la más amorosa del mundo. Yo tampoco tengo ganas de levantarme de la cama porque sé que ella no está para desearme un buen día. Yo tampoco quiero enfermarme porque sé que no está para cuidarme. Yo tampoco quiero madurar y hacerme cargo de todo. Yo también la necesito y me resisto a poder verla sólo en fotos.
Y como una mártir, aunque boluda ya, pongo la mejor cara, digo la mejor frase positiva del momento, me maquillo de felicidad y buena voluntad y les hago creer que tengo fuerza para seguir adelante.
No. No tengo fuerza. Ella era mi motivación para todo. Yo no puedo. No tengo ganas. El sentimiento de orfandad es horrible. Cualquier tragedia es más llevadera que sentir que con esa persona se fueron todos los colores de tu vida. Y no me vengan con que el tiempo sana las heridas. Yo cada día me siento más sola. Cada día me enojo más con la vida, porque ahora me toca transitarla en soledad. Y no, un papá no es lo mismo, una tía no es lo mismo, los amigos no son lo mismo, no por nada dicen por ahí "madre hay una sola". Siento tanta angustia que pareciera que mi alma va a explotar, si eso fuera posible. Yo ya no tengo paciencia. No quiero tener paciencia. Quiero que mi tristeza sea tan respetada como la de los demás. No quiero que me obliguen a ser fuerte sólo por ser joven y tener "una vida" por delante. Quiero vivir mi duelo en paz, llorar todo lo que tenga ganas y no tener que poner mejor cara para que ustedes se sientan menos tristes.

16.11.15

Old me

Hoy recordé que hace un tiempo (muchos años) había incursionado además en el mundo de los fotologs. Tuve que hacer mucha memoria para recordar mi usuario y a pesar de eso, no pude iniciar una sesión. Sin embargo me encontré con mis fotos en blanco y negro, que no recuerdo bien cómo obtuve, pero que... a la distancia, eran predictivas. Me impacté con esta:







La titulé "rosé", y no es más que una rosa sobre mi panza. Hoy, después de tantos años y esta cirugía tan particular de por medio, podría darle otro sentido. 2009: empezaba a sentirme muy mal. Esa es la foto del funeral de mi sistema digestivo. Y de mi ombligo tal cual era.

El resto de las fotos (no muchas más, apenas 10), muestran más pedazos de mí y no puedo reconocerme en ellas aunque sé que soy yo, muy diferente.

Pocas veces pude ver tan claramente el paso de la vida en mí...

Llamado a la solidaridad

Que alguien le avise al chico que me gusta que todavía lo quiero abrazar.

10.8.15

Recalculando

Cuando era chica jugaba a ser mamá, a tener muchos bebotes y cuidarlos, cambiarles la ropa, darles de comer, cantarles el arrorró. De adolescente creo (no recuerdo bien) que soñaba con la familia tipo: maridos, dos hijos, un perro, casa grande. A los 24 me enteré de que tenía una enfermedad crónica, incurable, caprichosa y, aunque controlable con medicación, me iba a complicar las cosas por el resto de la vida. Aunque los médicos decían que la enfermedad en sí no me iba a impedir lograr nada, que con controles periódicos y manejando el estrés todo iba a estar bien, yo ya había leído montones de veces que un embarazo podía acrecentar los síntomas (y convengamos que eso implica internaciones, estudios invasivos y medicaciones fuertes). A los 27 me topé con otra enfermedad crónica, que implica un recuento plaquetario muy inferior a lo normal, posibles hemorragias y cuidados absurdos, inevitables y otra vez lo mismo: no se sabe cuándo, aunque uno esté medicado, se puede tener una recaída. Otra vez los médicos diciendo que, aunque no es fácil o seguro, llegado el caso, podría tener un embarazo normal. Igual ahí decidí que ese tema no era para mí, renuncié a la maternidad y me convencí de que si mi cuerpo había decidido "autoatacarse" tanto, y tener un hijo implica poner a disposición de ese nuevo ser todo el cuerpo, yo jamás me iba a perdonar poner en riesgo la vida de un (mi) bebé, teniendo un sistema inmune tan defectuoso. Y así me mentalicé a diario, total ya tengo sobrino, tengo alumnos de todas las edades, todas mis amigas tienen hijos, me sobran primos y cada vez es menos probable entablar una relación con un masculino mayor de 25 años sin hijos... para qué quiero/necesito uno propio? Ahora estoy a poco de cumplir 30 y mi visión de la vida cambió otro tanto. El haber tenido que despedir a mi mamá así, tan bruscamente, me tiene muy sensible y recuerdo todo el tiempo algunas de sus frases célebres, en fin... me resuena constantemente el "no te quedes sola". Y sé que cuando lo dijo, no se refería a "casate para toda la vida", porque aunque ella lo hizo así, no era su estilo. Mamá toda su vida quiso ser "mamá" y le costó horrores y montones de desilusiones y sin embargo siempre mantuvo su deseo como único leitmotiv y por suerte, aunque ya grande, pudo lograrlo: acá estoy yo, casi 30 años después. Y entonces? entonces creo que lo mejor que puedo hacer, de acá a cuando mi reloj biológico se apague, es quedarme con la tranquilidad y el alma en paz de que "al menos lo intenté"... el "nunca quise" no va más. Llegado el momento, con todos los cuidados que sean necesarios, las medicaciones controladas y mis ganas totales, me voy a dar la oportunidad de intentarlo. Por algo la vida me dio un útero, una madre maravillosa de la cual aprendí todo, muchísima paciencia y amor por demás... creo que tan mal no haría las cosas...

13.7.15

La vida después de

Mi mamá no era esa que estaba en el ataúd, maquillada, rejuvenecida, de piel rosada y tersa. Mi mamá no era esa, tan flaquita, pequeña, frágil, rodeada de rosas rojas. No...
Mi papá pasó 4 horas llorando a su lado, despidiendo a su "negrita". Isa, mi hermana de la vida, también. Hasta mi hombrecito se acercó a decirle "Shhh, la abuelita está durmiendo..."
Mi mamá era pura alegría. Mi mamá disfrutaba comer todo, hasta las insulsas masas que se me ocurrían preparar para luego hacer galletitas cuando tenía 7 años. Mi mamá era la más fuerte, la más coqueta, la más compañera y copada de todas. Mi mamá era pura alegría.
Simplemente se fue... pero no porque no tuviera ganas de vivir ni porque le sobraran años. Se fue porque su cuerpo ya no quería solucionar más problemas y jamás se hubiese perdonado tener que darnos tanto trabajo. Se fue porque es una caprichosa, una loca linda, un ser sonriente lleno de energía vibrante. Se fue porque tenía miedo. Miedo... qué sentimiento de mierda. Pienso en cómo se sentiría y se me entrecorta la respiración.
Me quedo tranquila porque dijo "fui muy feliz". Puedo seguir mi vida porque ella consiguió realizar sus deseos más difíciles: tener una familia, una casa, una hija, un nieto. Fue feliz porque repartió felicidad a todos. Ahora me toca a mí.
No hay un instante en el que no te piense, gordi. Ojalá no hubieses sufrido tanto. Ojalá no hubieses sentido dolor. Ojalá tus últimos minutos no los hubieses pasado sola en una sala de guardia. Ojalá no hubieses sentido terror. Ojalá te hubieses quedado otro rato para que pudiera abrazarte más fuerte. Ojalá hubiese podido contarte que yo también fui muy feliz teniéndote de mamá. Gracias por darme vida y enseñarme a vivirla a mi manera.