cada vez veo menos. duermo más. pienso menos. hablo más.
me miro en el espejo del baño, me acerco, me choco con los frascos de perfume, no lo puedo creer. canas? me miro de nuevo. no puedo volverme más rubia naturalmente, o sí?. canas?, me sigo mirando horrorizada. no. es como si me hubiese dejado crecer las raíces pero en vez de estar oscuras están más claras que mi pelo natural. no entiendo. me sigo mirando, ahora con anteojos. y noto que los anteojos no me sirven. dios, por qué me preocupan estas cosas? desde cuándo?
sufro una regresión extraña. volvamos a los barcitos de san telmo, a las noches de bandas desconocidas, a las calles de adoquines y a las bebidas sin alcohol porquesabésquenoesnecesario, al abrigo prestado, y al ahoraquéhacemos?. a la gente caminando a nuestro alrededor y que nos importe nada. al cine de pelis que no entendemos. a filosofar sobre la vida de los demás. a la habitación de cortinas floreadas. a las baladas metaleras.
o no, mejor no.

no creo que quieras saber...

me cansa tener que esperar. que las cosas no dependan de mí y tener que esperar. que las decisiones finales no las tome yo, que las cosas no dependan de mí y tener que esperar.
preguntarle si sigo estudiando a Mabel.
preguntarle si sigo trabajando a Laura o en su defecto a Inés.
preguntarle si sigo con las pastillitas a Marcela.
preguntarle si me voy de viaje a Susana.
preguntarle si me mudo a Fabián.
preguntarle si hay cumpleaños a mi billetera.
fuckoff.

recién hoy pude llorar unos instantes. pareciera que cada vez me recupero más rápido. lo que es la costumbre...

o algo así como... "lo siento, esta madrugada tenía una sobredosis de chocolate con almendras. por eso en este instante me importan tres carajos los últimos nueve años de tu vida. no me verás volver. ni nada que se le parezca."
sería gracioso pero me falta una parte de la historia. mientras la descifro, por ahora es simplemente absurdo.