10.8.15

Recalculando

Cuando era chica jugaba a ser mamá, a tener muchos bebotes y cuidarlos, cambiarles la ropa, darles de comer, cantarles el arrorró. De adolescente creo (no recuerdo bien) que soñaba con la familia tipo: maridos, dos hijos, un perro, casa grande. A los 24 me enteré de que tenía una enfermedad crónica, incurable, caprichosa y, aunque controlable con medicación, me iba a complicar las cosas por el resto de la vida. Aunque los médicos decían que la enfermedad en sí no me iba a impedir lograr nada, que con controles periódicos y manejando el estrés todo iba a estar bien, yo ya había leído montones de veces que un embarazo podía acrecentar los síntomas (y convengamos que eso implica internaciones, estudios invasivos y medicaciones fuertes). A los 27 me topé con otra enfermedad crónica, que implica un recuento plaquetario muy inferior a lo normal, posibles hemorragias y cuidados absurdos, inevitables y otra vez lo mismo: no se sabe cuándo, aunque uno esté medicado, se puede tener una recaída. Otra vez los médicos diciendo que, aunque no es fácil o seguro, llegado el caso, podría tener un embarazo normal. Igual ahí decidí que ese tema no era para mí, renuncié a la maternidad y me convencí de que si mi cuerpo había decidido "autoatacarse" tanto, y tener un hijo implica poner a disposición de ese nuevo ser todo el cuerpo, yo jamás me iba a perdonar poner en riesgo la vida de un (mi) bebé, teniendo un sistema inmune tan defectuoso. Y así me mentalicé a diario, total ya tengo sobrino, tengo alumnos de todas las edades, todas mis amigas tienen hijos, me sobran primos y cada vez es menos probable entablar una relación con un masculino mayor de 25 años sin hijos... para qué quiero/necesito uno propio? Ahora estoy a poco de cumplir 30 y mi visión de la vida cambió otro tanto. El haber tenido que despedir a mi mamá así, tan bruscamente, me tiene muy sensible y recuerdo todo el tiempo algunas de sus frases célebres, en fin... me resuena constantemente el "no te quedes sola". Y sé que cuando lo dijo, no se refería a "casate para toda la vida", porque aunque ella lo hizo así, no era su estilo. Mamá toda su vida quiso ser "mamá" y le costó horrores y montones de desilusiones y sin embargo siempre mantuvo su deseo como único leitmotiv y por suerte, aunque ya grande, pudo lograrlo: acá estoy yo, casi 30 años después. Y entonces? entonces creo que lo mejor que puedo hacer, de acá a cuando mi reloj biológico se apague, es quedarme con la tranquilidad y el alma en paz de que "al menos lo intenté"... el "nunca quise" no va más. Llegado el momento, con todos los cuidados que sean necesarios, las medicaciones controladas y mis ganas totales, me voy a dar la oportunidad de intentarlo. Por algo la vida me dio un útero, una madre maravillosa de la cual aprendí todo, muchísima paciencia y amor por demás... creo que tan mal no haría las cosas...