13.5.13

De mentirita

Lo bueno de no tener hermanos es no tener que compartir absolutamente nada con nadie durante la infancia-adolescencia. Cuando una empieza a envejecer (y cada vez lo hago más rápido, es increíble), es una gran molestia. Es ser hija única para todo. Lo propio y lo de tus viejos.
Pero también la vida tiene esas cosas locas y te cruza con gente normal, que decide formar familias y con quienes terminás entablando una linda amistad. Y de ahí suele surgir este título tan extraño de "tía postiza". Zaz! El primero fue Martín. Amor a primera vista. Dos años después, y el pibito me puede... parece que no aprendí nada! No me habla, pero cuando me mira, con esos ojazos negros repletos de pestañas XL, no puedo más que morir de amor...


Ahora viene en camino Fiorella, a quien quiero profundamente, y mucho más desde que logramos que no se fuera a llamar Uma, jaja. Va a ser una reina, así directo, sin pasar por ser princesa antes. Por fin encontré a quién heredarle mi casita de muñecas!!! Feliz, feliz, esperando que julio pase rapidísimo =)
 

3.5.13

Siete menos veinte

Viajás amontonada en el tren, cargada de cosas, con gente gritando, llueve, hace frío, tenés tos, tenés un dolor taladrante en la cabeza, se te caen los mocos, no sabés de qué bolsillo sacar pañuelos, el colectivo tarda 40min en llegar a la parada, llueve, llueve adentro del colectivo, la gente se amontona, el colectivero maneja MAL y está apurado pero no tanto como para evitar que este viaje dure menos de media hora, tocás el timbre con miedo a recibir una descarga eléctrica, bajás, caminás hasta tu casa, con viento muy frío, abren la puerta y la primera frase es "Son las siete menos veinte". A saber: Sí, trabajo prácticamente en el culo del mundo. Sí, tengo casi el mismo tiempo de viaje que de trabajo en la escuela. Sí, me embola llegar tan tarde a casa. Sí, me jode mucho embarrarme y tener que caminar por veredas rotas, llenas de piedras. Sí, me quejo de las cosas que pasan en mi trabajo y considero injustas. Sí, el sueldo es un chiste y nadie me paga horas extras. Sí, me encantaría quedarme en casa todo el día, mirando tele, calentita y tomando mate, desparramada en el sillón. Pero por suerte amo mi profesión y tengo un trabajo que, tendrá miles de contras, provoca dolores de cabeza, enojos, genera mucho trabajo extra en casa los fines de semana... pero cuando un alumno me dice "Seño, te quiero", instantáneamente se borra todo lo malo... incluso llegar a casa "siete menos veinte", porque quiere decir que valió la pena el esfuerzo, que a alguien le gustó el material que te quedaste preparando hasta la madrugada, o la simple fotocopia que sacaste, el dibujito que le diste para pintar, el cuento que le leíste, el juego que inventaste... que le serviste la merienda calentita, que lo ayudaste a abrigarse antes de salir al patio, que lo saludaste con un beso al irse de la escuela. Y bueno... seguiré llegando sietemenosveinte.