14.7.11

Y mágicamente, tengo poco tiempo disponible para pensarte. Pero cada vez que ocurre, te reto y desaparecés tan rápido como apareciste. Es una especie de entrenamiento mental, no me va tan mal. En realialidad, cambiaron los tiempos. Antes los pensamientos eran contínuos y constantes, ahora los compacto en un sólo momento de la semana, entonces pareciera que duele menos.
De pronto volví a maquillarme los ojos, a vestirme menos cómoda y menos desarreglada, aunque el trabajo no acompañe. Hasta me tomo el tiempo de peinarme y usar secador.
Camino por los lugares de siempre sin que se me haga un nudo en la garganta. 

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