- ¡qué hermoso color! (dijo apenas me vio)
- ¡vengo a cambiarlo!
- ese tipo de pelo es el mejor, hagas el peinado que hagas, queda siempre armado
- ji...
- a ver (se acerca). me parece que yo no fui el último que te cortó el pelo, ¿no?¿qué te vas a hacer?
- (mató tu humildad) iluminación
- mechitas o claritos?
- (hello...?) iluminación
- ah, ok, decime intensidad de color y cantidad
- mínimo y mínimo
- podrías hacerte reflejos platinados o blancos...
- jaja, no... (knock knock) así, ves? apenas un par de tonos menos. no tengo intenciones de volverme platinada.
- ya vas a venir el mes que viene a pedirme que te aclare más el pelo... vas a ver... ¿cuántos años tenés?
- 22
- nah... en serio? parecés de menos. es más, si me decías 18, tampoco te creía.
- (sonreí de forma extraña)
Y esos fueron sólo los primeros tres minutos de un total de tres horas. Compañía: mi querida prima, causante de que haya terminado en ese lugar... ¿El lugar? El living de una casa del barrio de Munro convertido en peluquería. Fotos por todos lados, fotos en las paredes, del fulano (perdón, pero no recuerdo su nombre) y Moria Casán y celebridades (?) varias, fotos en un plasma, fotos en portarretratos... fotos y más fotos. Me senté mientras él terminaba de embadurnar las raíces de una señora que me recordaba mucho a mi abuela. Al ratito su ayudante-aprendiz procedió a peinarme. Un encanto de pibe, la suavidad personificada, no exagerada (you know), sólo las palabras necesarias. Muy distinto al egocéntrico de su empleador.
- chicas, tendrían que haberme llamado, los sábados son muy complicados. pero bue... ya está...
El resto, lo normal de toda peluquería. Mientras tanto la señora, que debía esperar un buen rato, comenzó a buscar charla.
- ¿por dónde vivís?
- acá nomás, por Saavedra.
- ah! yo por Esmeralda, pero para el lado de Fleming, somos vecinas! soy enfermera. Me la paso recorriendo el barrio, la gente piensa que vivo en la calle, porque siempre estoy trabajando, jaja, la gente te empieza a recomendar y por eso siempre estoy de un lado a otro. Vivo con mi hermana y mis sobrinos. mi sobrina mayor es maestra, trabaja en la 17, mi hermana también. Mi sobrino es casado y tiene hijos. yo soy de mendoza, sabés? vivo con mi hermana, porque nunca me casé ni nada, pero mis sobrinos son como mis hijos. Siempre estamos juntos, pero no revueltos, viste?
A todo esto, sonaba el tema del verano, y alguien estaba arreglando el timbre, afuera.Otto, un perro tamaño cobayo, esquivaba pisotones. La señora seguía buscando coincidencias: "Así que diste clases en la 17... y vivís cerca. Mirá las cosas que se entera una. En una de esas hasta somos parientes, jeje." En un momento sonó el teléfono (la única vez, en tres horas): "Ya está? Ok, ok, a la 1 la paso a buscar". Así fue que al rato llegó una hermosa cocker dorada recién bañada que olía a champú de frutillas.
- ¿te vas a cortar?
- sí, las puntas, ya que estoy...
Agarró la navaja mientras hablaba con su hermano sobre películas que había visto el día anterior.
- ¿flequillo?
- no, no
- ¿segura?
- ajá
- (10 segundos después...) ¿no querés que te corte el flequillo?
- ehm... no... (Oh, dios!) Te explico. Soy de las que se baña, (capaz) se peina y se va. El flequillo requiere dedicación y más con un pelo con casi rulos, entendés?
- bueno. pasá que Lean te seca y vemos cómo quedó.
Lean, un santo. Me preguntó si quería el pelo lacio o con "un poco de onda", porque según dice, mucha gente prefiere el pelo laciobienprolijoporquetrabajoenoficina. Le dije que se diera el gusto de hacer lo que se le viniera en mente. Como yo, en ese momento. Como yo, ahora y por un tiempo más. Vi luz y entré. También podría haber optado por quedarme en casa (des)ordenando cosas. Conocí a una enfermera, al mejor acariciador de cabelleras y al fulano, un buen profesional pero... me hizo recordar por qué suelo escaparle a la idea de concurrir a las peluquerías.
1 comentario:
eso es una pesadilla!!!...la he soñado varias vecesa...un dia pedi capas y me dejaron "pocho la pantera"
Euge
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