2.3.03

Recién vuelvo de la casa de mis vecinos (una pareja de gente... grande, con un hijo de casi treinta). Nunca pasan estas cosas, nunca hay invitaciones por ninguna de las dos partes. "Buen día, buenas tardes, no sabés lo que le pasó a fulanito!, te enteraste que menganita está embarazada?", y nada mas que eso, pero están estrenando parrilla y bueno...
No faltó el humor negro (el hijo trabaja en un crematorio), ni la típica frase q escucho desde los 6 años: "uhhh, que alta que estás!, cuándo vas a parar de crecer?", los comentarios de política, las anécdotas de su viaje a Shankilandia cuando fueron a visitar a su otro "bebé", mucha comida, muchas gastadas, mucho calor.
En un momento pensé que iba a ser una reunión de negocios (??), pero no se habló de venta, no-venta, así que todo terminó bien.
Por dentro es una linda casa. En lo que queda del patio tienen una mesa muy vieja, decorada con pedacitos de azulejos. Todo muy tano, como el resto del barrio. Las construcciones están hechas a su medida (1.60). Me sentía como Alicia, en el país de las maravillas.
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