2.9.06

Si pensabas que ya nada podía sorprenderte, es momento de que conozcas a Priscila. Al ver en el pizarrón la fecha del día anterior e intentar averiguar qué debía escribir hoy en el cuaderno, me preguntó mientras me tironeaba del guardapolvo ya no muy blanco:- Rosa, ¿hoy es 32 de agosto?Con lo que me quedaba de voz tras haber dado el día anterior mi primer clase, pasé a explicarle que hoy empezaba un mes nuevo, y por lo tanto teníamos que cambiar de número y de nombre. Daniela se subió a una silla y escribió en el pizarrón con letra imprenta mayúscula " DÍA 1º DE SEPTIEMBRE", inmediatamente pensé "dios! ¿cómo cuernos pasó tan rápido el año?", pareciese que mi vida se quedó allá lejos, en marzo, junto al mar y las latas de conserva.Al rato Anita se puso a llorar. Una de sus dos trencitas se había desarmado, tal vez mientras se quejaba en el recreo de que le dolía la panza de tanto toser. Había perdido una colita verde, la de la trencita derecha. "Rosa, ¿me atás el pelo y me ayudás a buscar la colita?". No paraba de llorar. Recorrimos todos los pasillos. La acompañé a la cocina, donde estaba Matilde... y le dijimos que si al barrer las aulas encontraba una colita verde raro, que por favor la guardara, porque era de Anita. Ana no dejaba de llorar. Así que fuimos al baño y le lavé la cara... pero las lágrimas seguían cayendo. Volvimos al aula, y no quedaba otra, hice la gran dano: la miré fijamente durante un minuto, hasta que por fin me regaló una sonrisa y me dijo "¿qué pasa que me mirás así?", a lo que respondí "tenés unas pestañas re lindas, Anita", y la sonrisa se convirtió en risa. Al final del día me regaló una paloma blanca de goma eva, autografiada, que despegó de su cuaderno de clase y ahora se luce en mi cuaderno de apuntes.

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