14.9.07
Salí, cerré con llave. Volví a entrar. Salí nuevamente. Quería convencerme de que temblaba de frío, pero lógicamente había algo más que me inquietaba. Subí al auto y sentí el perfume de siempre, ese que antes solía elogiar. "Te van a llevar puesto" le dije con una sonrisa y ese maldito tono de superada que me sale cuando hablo con él. En el stereo sonaba noséquéniquién, pero me recordaba a esas bandas que solían existir cuando ni siquiera podía escucharlas desde la panza de mi mamá. Baladas y lentos ochentosos, metaleros, de voces agudas y a pura guitarra. Lo había olvidado. "Adónde vamos?" preguntó. Olivos está bueno, cuando tenés idea por dónde parar, conocés algún lugar libre de gente excesivamente estirada y el sueño no te mata. Igual acepté.
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