14.9.07
Tomamos algo, charlamos sobre nuestras banales vidas, nada nuevo, todo incluía ojos cansados y pasos lentos. Mientras me contaba cosas que ya sabía, me descubrí cruzada de piernas, manos juntas y dedos entrelazados, mirando de a ratos la alianza en mi dedo pulgar derecho. Era evidente que no debí salir de casa, mi cuerpo estaba ahí pero no quería socializar de ninguna manera. Las voces alrededor comenzaban a molestarme cuando dijo "Vamos yendo?". Asentí débilmente ante sus ojos grises verdosos teñidos de rojo cansancio.
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