23.11.03

ahora sí. las cortinas ya están colgadas... falta ordenar los libros. 4 cajas! mi sra. madre dice que tengo más libros que la biblioteca nacional y se quejó de eso desde que llegamos (el miércoles por la tarde). mi viejito se queja de todo. ya me di cuenta de que el lugar es chico, de que los muebles están amontonados, de que mi cama no entra en la mini-habitación, de que algunos cuadros están torcidos, de que hay demasiados tuppers y que las herramientas que están en la terraza se van a oxidar. ya sé que él adoraba la otra casa y esto de mudarnos no es de su agrado, pero ya está. trato de convencerlo de que la casa no está tan mal como él cree, que todo se puede solucionar con un poquito de voluntad, y lo bueno es que como es chiquita no va a tener que trabajar tanto para mantenerla arreglada y que además el barrio es lindo y más tranquilo. pero no hay caso, es inmune al optimismo. creo que es por el cansancio... o al menos eso espero. ya aburre escucharlo decir "esto no se puede", "no ves que no hay lugar? no se puede guardar acá", "esto está mal". tengo planes de llevarlo a córdoba en el verano, a ver si el aire lo renueva.
dalls y lu se notan contentas. el cambio de jardín enorme a patio de 2 x 3 no parece haberles afectado demasiado. la que todavía no se acostumbra es clishitu. no pudimos traerla el día de la mudanza... así que se quedó unos días más en la otra casa. no tiene muy buen caracter, tuve que meterla en una caja para poder traerla; aún conservo sus marcas en mi brazo izquierdo.
me encanta este lugar. las casitas son muy lindas, no hay mucho lujo, pero todo es bonito. la gente es rara... respeta lo semáforos, y es muy amable. el otro día estaba en la vereda y pasó una sra. que me ayudó a alcanzarle la escalera a mi viejito que estaba en la terraza. y es así... siempre... pasan y te saludan, aunque no te conozcan. allá tenías suerte si conocías a los vecinos, pero ellos conocían tu vida en detalle, claaaro.
lo que más me gusta es salir a caminar y observar los negocios. la ferretería de los mellizos, atendida por juan y pedro, dos viejitos simpáticos, tiene en las paredes fotos de gardel, maradona y recortes de diarios viejísimos. la fábrica de pijamas (jaja, shopping ni ahí), donde se ve a la gente trabajar y cortar telas. todavía no llegó la fiebre del delivery, aún se encuentran carteles de entrega a domicilio. almacenes con mostradores y estanterías de madera, atendidas por españoles. en fin... comercios de muchos muchos años que mantienen la estética de sus inicios. también hay librerías, un centro cultural, bares chiquitos cerca de la estación, librerías artísticas, y muchos locales de ropa. así que, con todo esto y a pesar de haber cambiado mi cama grande por una de una plaza, creo que puedo ser feliz acá.

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