fue una de las navidades mas bonitas que recuerdo. éramos 19 alrededor de la mesa, en el patio poco iluminado y algo caluroso. sole y dani, los mas chiquitos, a cada rato preguntaban la hora. martincito me agarró de la mano, y me llevó hasta el living... ahí no quiso caminar más y se quedó acostado en el piso casi hasta medianoche; obviamente exigió la cuota de mimos que estoy obligada a hacerle cada vez que nos vemos. mi tío conversaba con mi viejito del lechón, mi sra. madre y mi tía brindaban por el aire que respiraban, marta hablaba a los gritos, roberto contaba anécdotas poco interesantes, mis primos hablablan de las travesuras de los chicos, de que sandrita es muy inteligente, de que jony compra a todas las maestras, de que destrozaron a pelotazos un rosal y que solcito le tiene miedo a los perros y yo... disfrutaba de la vocecita de daniel cantando villancicos.
todo era igual que cuando yo era chica: después del brindis, salíamos a la calle a ver si veíamos a papá noel, pero claro, siempre entraba por la ventana a la que no le prestamos atención...
terminamos de acomodar los regalos con mi tía, los chicos entraron y... realmente no puedo expresar lo que sentí al ver esas caritas iluminadas con las sonrisas más grades y sinceras. era algo mágico, toda esa inocencia que los rodeaba, esa expresión de asombro y alegría. y fue especial, porque es la primer navidad que sol y dani pasan en familia, una familia de verdad, que los adora a pesar del poquito tiempo que hace que están juntos.
todo esto me provoca miles de sensaciones diferentes, con decirte que estuve a punto de decir "mamá, papá... quiero un hermanito", pero iba a ser inútil porque obtendría como respuesta "ya estamos en edad de ser abuelos, ponete las pilas, fiaks", entonces no quise arruinar el momento. mí momento.
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