Tuve una fuerte discusión con Ana B. Finalmente, junto con mis personalidades firmamos un tratado de paz, pero si alguien viaja en subte y ve a mi autoestima en alguna estación, díganle que se tome el 130, o el 41, que hasta las 10 la espero. La última vez que la vi vestía una bikini verde manzana y tarareaba un tema de Calamaro, totalmente fuera de sí, o de mí.
Anoche me encontré explicando qué es un sustantivo abstracto y volví a perderme en la vida de Leeuwenhoek. Creo que uno de estos días iré a visitar a Sarita; espero que no me deje su ceja marcada cuando me salude.
Algún día voy a ser una mujer Ziploc. Mientras tanto, me acostumbro a ver al señor que todas las noches pasa por la estación con su cajita de vino, a la gente que cena en la parrilla de Vélez Sarsfield y Belgrano y a los maniquíes decapitados que visten guardapolvos de maestra en el local de ropa de trabajo.
Peor escribo cada día.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario